viernes, 25 de noviembre de 2016

Crítica literaria: La Paja en el Ojo de Dios, de Larry Niven y Jerry Pournelle

La paja en el ojo de Dios.
TÍTULO. LA PAJA EN EL OJO DE DIOS
AUTOR. LARRY NIVEN Y JERRY POURNELLE
EDITORIAL. PLANETA
COLECCIÓN. CLÁSICOS MINOTAURO
NÚMERO DE PÁGINAS. 551
ISBN. 978-84-450-7790-0

La afirmación  <<Sólo sé que no sé nada>> es completamente cierta, y si filósofos como Platón o Sócrates no mentían al pronunciarla, cuanto menos yo, simple mortal, deberé abrazarla con fuerza hasta hacerme sangrar.

La ciencia ficción es un género que siempre he mirado de puntillas, especialmente porque he estudiado letras toda mi vida, y he tenido la sensación de que adentrarme en ese mundo dejaría muchas lagunas tras las lecturas de buenas obras, pues sin duda se harían menciones densas sobre tecnología y elementos físicos, químicos y hasta nucleares que excederían a mi pobre entendimiento, quedándome a medias de la comprensión del mundo que se dibujaba y, por tanto, me alejaría de sus personajes, sus motivaciones y sus objetivos.

Uno de mis amigos, ángel de la guarda a tiempo completo, vino a sacarme de mi error, y como niño aprendiendo a nadar que huye del agua, picó el gusanillo de mi curiosidad con un regalo fantástico en mi último cumpleaños. Se trataba del libro La paja en el ojo de Dios, escrito por dos autores, Larry Niven y Jerry Pournelle. Mi desconocimiento brutal del género hizo que no conociera un ápice ni de la historia ni de los autores, cuando han sido, como se describirá más abajo en sus biografías, maestros del género, fundamentalmente en los años 70, pioneros en una serie de planteamientos sobre la ciencia ficción que se han tomado luego como base para historias más modernas.

La paja en el ojo de Dios nos lleva a un mundo futuro en el que el ser humano domina las estrellas a través de dos grandes descubrimientos: el impulsor Alderson, que permite a una nave teletransportarse a cualquier otro punto de la galaxia, pero limitado a determinados puntos dados por la masa de las estrellas o planetas cercanos; y el Campo Langston, un campo de fuerza capaz de absorber energía y proteger a una nave o una ciudad mientras no se sobrecargue.

El libro cuenta el primer encuentro entre el Imperio Humano y los alienígenas, raza mucho más antigua que el ser humano pero que tiene su planeta en el interior de una gigante roja, y al no disponer de la tecnología humana, no ha podido surcar todavía las estrellas. Ese primer encuentro traerá consigo las negociaciones para acercar las culturas y beneficiarse mutuamente, mientras ambas civilizaciones esconden sus temores y hacen que la alianza rezume desconfianza por los secretos mejor guardados.
Como se puede ver, el sempiterno tema del hallazgo de otras clases de vida en la galaxia y las connotaciones políticas, económicas, sociales y psicológicas que eso tendría de darse en el futuro ha llenado páginas y páginas de ensayos y de novelas como la que tengo ahora entre manos. Escrita en 1975, llama primero la atención por el hecho de que no se notan las dos cabezas pensantes, sino que la historia fluye narrativamente como si hubiera una fusión entre los dos entes —aunque, como suelo decir, no he leído la versión original, y siempre hay que ir con cuidado con las traducciones, porque en el trasvase cultural idiomático siempre se pierde algo del alma original —. Pertenece a la llamada ciencia ficción dura, pues el mundo creado es vasto, detallado en la descripción y riguroso en las nociones tecnológicas, lo que sin embargo no empaña su lectura por los iletrados en la materia como soy yo mismo. En cuanto a la historia, gusta por el planteamiento, y mantiene la tensión debido a esos secretos, que sobre todo en el caso de los pajeños hacen desconfiar y elucubrar posibles verdades deliberadamente silenciadas, que aumentan la tensión y el interés por el desenlace.

No hay batallas intergalácticas, ni grandes movimientos de naves espaciales. Los autores se centran en las negociaciones una vez las dos civilizaciones se han encontrado, pero no por ello se hace aburrida la trama. Descrito con maestría, los dos americanos consiguen una obra maestra a pesar del título, para mí lo más desafortunado, que hizo que en un primer momento me pareciera desagradable al mencionarlo, y que no hace justicia en absoluto al resultado. Sin embargo, todo tiene su razón de ser, y es que esa gigante roja donde reside el planeta donde viven tiene forma de paja insertada en un gran ojo, de ahí el título de la obra y del nombre que reciben las criaturas. Muy recomendable, en resumen, como punto de partida para los que no hayan leído nada de este género, y también como complemento para otros que, siendo conocedores de los grandes títulos, descubrirán en este La paja en el ojo de Dios el origen de muchas cosas.

Respecto a los autores, Larry Niven nació en Los Ángeles en 1938 y es especialmente conocido por Mundo Anillo. Ha sido galardonado con cinco premios Hugo, un Nebula, cuatro Locus, dos Ditmar, cinco Selun y un Prometheus a lo largo de su carrera.
Jerry Pournelle nació en Louisiana en 1933 y fue el primer ganador del premio Campbell, en 1974, y ha sido nominado numerosas veces al Nebula y al Hugo. Entre sus colaboraciones destacan las novelas Infierno (1975), El martillo de Lucifer (1977), Juramento de fidelidad (1981), Footfall (1985), El tercer brazo (1993) y Burning City (2000).

REPLICANTE: NEMOROSO DE LA TORRE
TIPO DE LECTURA: CIENCIA - FICCIÓN

CALIFICACIÓN:

viernes, 18 de noviembre de 2016

Crítica literaria, La Tregua, de Mario Benedetti

TÍTULO. LA TREGUA
AUTOR. MARIO BENEDETTI
EDITORIAL. CÁTEDRA
COLECCIÓN. LETRAS HISPÁNICAS
NÚMERO DE PÁGINAS. 255
ISBN. 84-376-0148-7

El tema de la jubilación es una preocupación latente en todas las civilizaciones. En mi caso la he tenido cerca en mi adolescencia, pues mi padre fue prejubilado con 56 años, y me sorprendió siempre que no aprovechara más el tiempo para dedicarse a aficiones concretas, a viajar, a utilizar la vida sin la preocupación del trabajo en otras tareas que no había podido realizar durante su periodo activo. Yo, en esos años, fantaseaba con el momento en que me tocara a mí, deseando que no llegara siendo demasiado mayor, para que tuviera tiempo de dedicarme a la escritura, a los amigos, a los viajes.

La Uruguay de los años 50 era conocida como el cementerio de Sudamérica precisamente porque las personas se jubilaban a los 50 años. Las convulsiones políticas internas, las crisis económicas y la inestabilidad social hacían que sus gentes se movieran como su protagonista, Martín Santomé, hombre cercano al medio siglo que trabaja como oficinista, y que basa su existencia en la suma continuada de rutinas, sin ilusiones ni alegrías, en parte porque su vida familiar se había truncado con la muerte de su esposa y el alejamiento posterior en lo afectivo de sus dos hijos; y en parte porque el mundo en el que vive no hace rehenes con quienes no se conforman con el gris de la tediosa costumbre.

viernes, 11 de noviembre de 2016

Crítica literaria: Éragon

TÍTULO. ERAGON, DE LA TETRALOGÍA EL LEGADO
AUTOR. CHRISTOPHER PAOLINI
EDITORIAL. ROCA
NÚMERO DE PÁGINAS. 646
ISBN. 84-96284-32-8


Vivimos en la era de la tecnología, lo que, como en todas las épocas, tiene sus puntos positivos y negativos. Es cierto que estamos más comunicados, pero también lo es que nos volvemos perezosos, y que nos dejamos influir por los medios de comunicación más de lo que nos gustaría admitir.

He mencionado en alguna ocasión que un libro y una película, aunque se basen la una en el otro, son entes diferentes, entre otras cosas porque son artes con herramientas dispares, que van a dar como resultado, inevitablemente, resultados singulares. Normalmente leo primero el libro —generación del 80, aprendí a leer y a aficionarme por la lectura antes de que las consolas, el ordenador o internet pudieran cubrir ese hueco en mis rutinas —, y luego veo la versión cinematográfica, pero el estreno de la película Eragon, en 2006, me pilló con el pie cambiado, y sucumbí al deseo de ver dragones en pantalla antes de que las letras de Paolini surcaran mi campo visual. Salí bastante decepcionado de la sala, y ni siquiera mi acompañante, que sí se había leído el libro, pudo picarme el gusanillo de la historia asegurando que el séptimo arte no le había hecho justicia.

viernes, 4 de noviembre de 2016

Crítica literaria: Los que ignoran (libros I y II)

Los que ignoran, de Roberto Alhambra
TÍTULO. LOS QUE IGNORAN (LIBROS I Y II)
AUTOR. ROBERTO ALHAMBRA
EDITORIAL.
NÚMERO DE PÁGINAS. 312
ISBN. 978-84-608-1926-4


Escribir reseñas no es fácil. Parece un juicio ante el trabajo de otra persona, sin la superioridad profesional ni moral como para erigirse en árbitro de nadie. Si a eso sumamos que el autor es conocido, el problema aumenta.

Sin embargo, la libertad  a la hora de elaborar estos escritos hace que únicamente me moje cuando el producto es de calidad. Roberto Alhambra lo consigue, y es por eso, y nada más que por eso, por lo que los halagos pasan del ámbito de la intimidad al de la crítica informática.

Lo primero que llama la atención es que el ejemplar al que hago referencia incluya dos partes en lugar de una —la tetralogía tendrá cuatro en total cuando esté acabada —, y que las dos juntas sumen únicamente 312 páginas, cuando el género —ahí está la aclamada Canción de hielo y fuego, por poner un ejemplo conocido por todos — suele superar ese número en un único título de la saga.

Pero como ocurre con los buenos escritores, lo importante es que el resultado final de la historia cumpla los objetivos marcados por el propio autor, y no por lectores, fans o críticos de tres al cuarto. Roberto sabe perfectamente contar una historia con pocas pinceladas, suficientes para hacernos una idea clara de lo que es El Imperio, gran potencia humana que acaba de cruzar el Mar de Poniente para alcanzar la Tierra Prometida, donde esperan obtener el mineral que los hará ricos e inexpugnables en batallas futuras. Han conseguido derrocar al antiguo rey de su contrario del sur, la nación de Guinakia, y colocado en el trono a su aliado en el proceso, Heru Ebola, perteneciente a una nación con rasgos mezclados entre los árabes y el mundo centroamericano del vudú y la comunicación con los muertos. Y así, con estos tres paisajes —Imperio, Guinakia, y Tierra Prometida con sus singulares nativos —, se urde una historia de guerra, ambiciones, intrigas palaciegas y luchas de poder que se desencadenan de manera vertiginosa en estos dos primeros volúmenes (Avanzada y La Guerra de Guinakia como títulos).